domingo, 14 de octubre de 2012

Relatos: "Una pequeña sensación de libertad"

escrito por Inês Costa * ilustraciones de Sonia Mª Corral


"La libertad es cazar, alimentarse, el peligro;
eso, eso es la libertad, eso es
Que hace hinchar las venas, palpitar el pecho y sentirse bien
¡Aye, eso es la libertad, eso el placer de la vida!"

Marie Lovell

         Algo sonó suavemente entre los árboles, una figura se movió silenciosa y rápidamente a través de la hierba seca y el denso follaje que cubría el parque en septiembre. Era una sombra negra: la capucha que cubría su cabeza no permitía a nadie ver el resplandor y la felicidad que llenaban los ojos de Vincent cuando se encaminaba a la entrada de los túneles.

"-Ayer, leí algo exquisito en uno de los libros de Padre" -el murmulló entre dientes - "Estaba oculto en la contraportada de algún viejo libro de Barry, una esperanza en silencio. Lo abrí y saqué un poema que inspira amor de muchas formas y colores!"
Parecía tan absorto, que paso delante de Ratón sin ni siquiera verle. Ratón quedó allí, con sus manos metidas en los bolsillos, con aspecto encogido:
-¡Está bien! ¡ok! ¡Estupendo! ¡No me digas dónde vas! - dijo casi riendo- ¡Di hola a Catherine de mi parte!
Pero un silencio hubo en su respuesta.
Vincent miro atentamente las escaleras, a la fuente de luz que él tan bien conocía y sonrió.

* * * *

- ¡Está bien Joe! Me ocuparé de ello el lunes. Si, los documentos estarán en tu mesa a tiempo...no...no...está bien, lo haré. ¡Adiós!.
Cathy colgó el teléfono y se encaminó al cuarto de baño. La imagen de una agradable y cálida bañera llena de agua la desahogaban de sus pensamientos de todo el día, Joe era realmente exigente, y ella tenía un largo fin de semana por delante - y tenía planes.
Tan pronto como  se metió en la bañera, con toda la espuma alrededor, cerró los ojos y pensó, "-si pudiera quedarme dormida aquí...". Se secó, se puso su camisón blanco satinado y miró la cama "Adivino que en cinco minutos quedaré dormida", se acostó, cerró sus ojos. Vincent llamó con los nudillos en la ventana y la encontró abierta.
-¡Catherine! -susurró. Con cuidado entró en el dormitorio. Cathy se había quedado dormida. Vincent se acercó a ella y gentilmente acarició su pelo. Ella se estremeció.
-¡Oh! ¡eres tú!-dijo entre bostezo -acababa de acostarme...ha sido un largo día.
-Si. Quizá debería volver en otro momento.
-¡No Vincent!-dijo, bostezando y sonriendo al mismo tiempo. La situación era un poco simpática  -Nuestros momentos son tan pocos que cada uno es un tesoro-.
La miró con los ojos tan llenos de amor que por un momento ella se ruborizó.
-Y no creo que tú quieras marchar.
-No quiero.
Sintiendo el viento de otoño peinando su pelo, la cabeza apoyada suavemente en su hombro, él recitó  el poema que había encontrado en la librería de Padre, ella era más feliz que nunca.

-"...y si vos debéis amarme, ello sería más por nada
Excepto por sólo por amor. Mas digo,
La amo por su sonrisa...su aspecto...su forma de
hablar gentilmente...por un pensamiento agudo
Eso es conmigo, y con certeza,  me trajo
una sensación agradable de felicidad en semejante día-
Más  estas cosas en si mismas, mi amada, pueden
ser cambiadas, o cambiar por vos, y un amor tan forjado,
no puede ser quebrantado"

-¡Qué hermosa!,Vincent.
-Elizabeth Browning.
- "Quien dibuje nobles deleites de los sentimientos en la poesía es un verdadero poeta, aunque jamás haya escrito una línea en toda su vida"...así que pienso que soy un poetisa, por que dibujo esos nobles sentimientos -le dijo, abrazando estrechamente a Vincent.
Vincent sonrió y apuntó.
-George Sand.
Catherine se acercó al balcón.
-No puedo dejar de mirar esta ciudad de noche: sus vistas, sus sonidos.Ocultan las estrellas, pero mañana las veré perfectamente.
Vincent la miró con una pregunta en su mirada.
-Mañana me voy a la casa de una amiga, en New Hampshire. Es un sitio hermoso,Vincent. Esta cerca del río Swift, con unos paisajes maravillosos en esta época del año.
Él se volvió casi de espaldas, lo había oído...no era capaz de encararse a ella.
-¿Qué es? Qué
-El simple brillo en tu cara cuando hablas de tales lugares que parecen tan inalcanzables para mi... simplemente se funden y desparecen en mi imaginación.
Catherine sintió que hubiese sido mejor que no hubiera dicho nada, pero era demasiado tarde.

El daño ya había sido hecho, por que era un sueño que habían soñado tanto ambos, pero que  era irrealizable.
-Ya lo sé...tu pena, puedo sentirla, pero ya sabes, Padre...él está en lo cierto Vincent, lo sabes.
-¿Pero que es lo que realmente sientes, Catherine? Dime, ¿es eso?
Ella agachó la cabeza.
-No puedo decirte que no me gustaría mostrarte esos lugares. Pero no puedo preguntártelo. Recuerda lo que ocurrió la última vez: discutiste con Padre.
-Lo se. Pero mi corazón se inquieta cada vez que tienes que marchar.
-Eso también lo sé- Pero no estés preocupado, nada ocurrirá.
-Eso espero Catherine. De verdad que lo deseo..

* * * *

        De regreso a lo túneles, Vincent bajó las escaleras de la cámara de Padre, con severidad en su cara, y  guardó el libro con desgana al lado de los otros. Jacob estaba sentado en su silla, junto a la mesa y seguía los movimientos de Vincent sabiendo que algo iba mal.
-¿Qué pasa ,Vincent?
Él le miro directamente y camino de un lado a otro de la sala. Su corazón estaba intranquilo.
-Es lo mismo de siempre Padre. ¿Por que no puedo satisfacer lo que corazón necesita? ¿Por qué?
-¿Qué estás diciendo?
Vincent trataba de buscar las palabras adecuadas para expresarlo, pero no podía encontrarlas. El latir de su pecho estaba gritando más y más alto que su propia mente. Al final casi desapareció.
-¿Por qué no puedo ir? ¿Por que no puedo estar con ella siempre . Mi corazón está atormentado. Tan pronto como quiero estar aquí, mi alma me abandona y camina a su lado, con ella.
-¿Catherine se va?
-Si, sólo durante el fin de semana, pero me siento tan mal. Dime Padre...¿puedo ir con ella?
-Ahora, Vincent, sabes que es imposible. Si alguien te ve...- Jacob fue súbitamente interrumpido.
-Lo sé, Padre, lo sé, por que tú me lo has recordado tantas veces. Pero como puedo negarle a ella semejantes sentimientos? ¿Puedo condenarla por querer compartir esto conmigo? ¿Mostrarme lo que las palabras no pueden decir?
- No grites, por favor..
Era la oportunidad de Jacob, de decir las cosas apropiadas. Cerró sus ojos y habló, lenta, pero firmemente.
-Más de una vez he tratado de hacerte ver...si te vas, entonces soy yo quién estará intranquilo, por que no sabré de ti, como tú sabes de Catherine, no habrá manera alguna de avisarte si algo va mal o si tú quieres comunicarte conmigo.

        Vincent se volvió y desahogó su furia contra la pared. Padre se acercó a él y le puso la mano en su hombro.
-Sé lo que sientes...la mayoría de los jóvenes amantes quieren abrazar el mundo con tal posesión, que no hay  nada más les importe. Ya ves, hijo mío, pero esta es la verdad: estás atado a Catherine, pero también estás atado a la comunidad. Es duro, lo sé, pero este es el estado de la situación y no debes ir en contra de ellos.
Vincent miró a  Jacob, a los ojos y profundamente.
-No. Estás equivocado. Ni siquiera puedes comenzar a comprender este sentimiento. ¡Lo que se siente cuando alguien sube a la superficie con la luz del día! Siento...envidia, Padre - él sacudió la cabeza llevándose las manos a esta- Y...sé que es vergonzoso, ¡pero incluso envidio a Catherine!, más cuando estoy con ella, todo es posible, porque nuestro amor es...y luego...vuelvo a la realidad.- una lágrima rodo por su cara, rápidamente se la seco.

Jacob trataba de imaginar su dolor...el dolor de un niño que jamás había contemplado un bosque, una montaña, el mar.

Vincent estaba en lo cierto: él no podía imaginar lo que se sentía. Esos pensamientos le alentaron a abrazar a Vincent, confortándolo.
-Bien, Padre, lo intento, pero mi alma necesita ser alimentada con más que  las palabras.
-Vamos, es tarde. Deberías descansar. En pocos días Catherine volverá y estarás a gusto.
Vincent asintió con la cabeza y no dijo nada. ¿Qué decir?
Caminó lentamente a través de los túneles y sintió una especie de claustrofobia devorando su mente profundamente. Se tumbó en su cama, su pensamientos atormentados se habían desvanecido y todo lo que podía hacer era dormir y perderse en sus sueños. Allí, al menos, sería verdaderamente libre.

* * * *

        Un pájaro voló pasando cerda de él, tan velozmente que no tuvo tiempo de verlo bien. Era púrpura y ¡tenía un cantar tan maravilloso!
¡Oh! ¡Qué deleite!
Al principio se encontró rodeado de árboles. El sol estaba alto y él alzó la cabeza para sentir el calor vertiéndose a través de las hojas. Un arroyo corría cerca -podía oírlo  Pronto una ardilla corrió a subirse a un árbol, alarmada por este observador.
¿Risas? ¿Dónde? No puedo...no podría decirlo...¿Eres tú?
¡Vincent! ¿Dónde estás?"
Risas otra vez.
¿Catherine?
Camino hacia donde sonaba el arroyo, de donde procedían las risas. Y allí la ve, en lo alto de una enorme roca. Abrió sus brazos y le hizo señales.
No puedo. Estoy atada aquí. Ven conmigo.
Él trata de agarrar los dedos de ella pero resbala hacia abajo por la roca.
Ten cuidado, Vincent. Pero debes darte prisa. La tormenta está al llegar.
¿A qué se refería ella? El cielo está perfecto. De repente él oye un crujido y una agitación entre los árboles, cerca de ella.
¡Baja Catherine!
¡No puedo!
Trata de escalar, pero un rugido se oye y no hay que que él pueda hacer. La nubes empiezan a juntarse y un trueno se desata en el cielo, ahora pintado de tonos grises. El rugido grita desde el bosque y Catherin trata de alcanzar sus dedos. Un oso surge enfrente de él, agarrándola en un abrazo mortal. Vincent observa, no hay palabras para hacer partir al oso y la única cosa que podría pensar era el porqué no podía salvarla.

* * * *

        Ratón entró en la alcoba de Vincent justo cuando el grito y se despertó, cubierto de sudor, su pelo despeinado. Ratón chilló, sorprendido. Vincent respiraba agitadamente.
-¿un mal sueño?
Su respiración se iba relajando. Miró a Ratón y se sentó en la cama, repitiendo
-Un mal sueño.
- Siempre parece que algo te preocupa. ¿Puede ayudar Ratón? -le dijo.
El temor le había sorprendido. Un pensamiento invadió su mente. ¿podría ser posible?
- Quizás. Ratón...¿Hay algún túnel que acceda a la estación de trenes?
-Si, el este...¿qué estás pensando?
-Ve allí y averigua si sale algún tren a New Hampshire a última hora de la tarde.
-¡No me gusta esto!
-Y Ratón, por favor, no se lo digas a Padre.
Ratón asintió y accedió.
-No me gusta, pero ayudaré.

Después, por la tarde,Vincent se preparó para el viaje en tren.
-¿Estás seguro al hacer esto?
-Tan seguro que mi corazón no está aquí conmigo, y si con ella. Y siempre sigo a mi corazón ¿no? -Nunca has hecho algo como esto... es estúpido, Padre se enfadará, no lo dudes.
-No te preocupes Ratón. Tendré cuidado.
-Normalmente eres así...arriesgado...¿Qué te ha llevado a hacer esto?
-Un sueño, Ratón...un sueño.

        Atravesó la vía, protegido por la niebla del reciente cielo de la noche y subió al vagón de carga que lo llevaría a New Hampshire. Estaba lleno de sacos de semillas. Se sentó junto a la puerta cuando ya estaba seguro y contemplo el cielo nocturno, cuando el tren le llevaba al norte.
Mi nexo a ella me guiará. Lo sé.

* * * *

Catherine miró alrededor, con el mapa abierto encima de la furgoneta.
-¡Maldita sea! No estoy perdida, ¿o si?
Todo a su alrededor eran árboles y nada más.
-Esta bien, Catherine, piensa. ¿Era el desvío a la izquierda o el de la derecha?
De repente oyó un disparo de arma de fuego, a lo lejos. El sonido, aunque era fuerte la incomodó. Entró en la furgoneta y arrancó, conduciendo carretera abajo. Y luego ella vió a un hombre, entre los matorrales, con un objeto en su mano y...estaba tan lejana de verlo bien. No obstante, paró el vehículo, abrió la ventanilla y grito:.
-¡Perdone señor!
El hombre permaneció allí mirando en dirección a ella. Parecía sorprendido.
-¡Disculpe! ¿Podría decirme dónde esta la casa de campo de los Winston?
El hombre simplemente permaneció allí, y no dijo nada...aparentemente estaba observando a Catherine. Finalmente, habló.
-Camino abajo de la carretera. A unas 3 millas. No hay pérdida..
-¡Gracias!
Arrancó la furgoneta y siguió con el viaje.
¡Qué hombre tan extraño!
Más tarde llego a la casa. Era una hermosa casa de campo, junto al bosque.Cogió su equipaje y subió las escaleras camino a la puerta, llamó.
-¡Jenny!
No hubo respuesta.
Probablemente hayan salido.
Miró a través de la ventana, vio una nota, colocada entre la puerta y el suelo. La abrió. Era de Jenny. Después la leyó,  vio un tiesto con un geranio que su amiga siempre ponía enfrente del porche. Dentro de él estaban las llaves de la casa y era una buena hora para que Catherine entrara, porque el teléfono comenzó a sonar.
-¿Si?
-¡Catherine! ¡Gracias a Dios! ¡Pensé que nunca cogerías el teléfono!
-¿Es Jenny? Vine a pasar unos pocos días ¿y tú no estás en casa?¿Greg  está arriba con algo? ¿o no?
-¡No,no! Llamo desde el teléfono móvil, vamos a casa de sus familiares.
-...
-¡Lo siento Cathy! ¡Es sólo por un día! Su padre a roto una pierna y él quería ver si todo iba bien...su madre insistió que yo fuera con el...¡suegras!. Cuida la casa por mí...¡por favor! - dijo con voz suplicante.
-De acuerdo, Jenny, ¡pero recordaré esto!
-¡Gracias cariño! ¿entonces, estás segura de que estarás bien?
-Por supuesto Jenny, ¡no te preocupes excepto por una cosa! Sólo invitaré a un par de amigos para una fiesta y ensuciaremos tu casa un poco.
-¡Ah! ¡Ah! Muy divertido.
De pronto oyó que golpeaban la puerta.
-¿Cathy? ¿Cathy? ¿Qué es?
-Hay alguien llamando a la puerta. Aguarda un minuto.
-¿Cathy?
Abrió la puerta y miró alrededor. No había nadie.
-¿Cathy?
- Nadie.
-¡La gente puede llegar a ser muy imaginativa allí!
-Adivino que todavía estoy enganchada a Nueva York.
-¡Oh, si! La primera vez que fui a esa casa veía personas en cualquier sitio. ¡Greg pensó que me estaba volviendo loca!
Las dos amigas rieron a través del teléfono.
-Mira, lamento que no pueda estar ahí, ¡pero eh! ¡Querías descansar unos pocos días de todas formas!
-Si, ¿o no?
-Bueno, pásalo bien Cathy, estará allí pasado mañana, ¿de acuerdo?
-Vale, Jenny, adiós!
Tan pronto como colgó el teléfono su mente entró como en un estado de gracia, ya que veía ponerse el sol sobre las montañas.
¡Oh! Cómo deseo que pudieras ver esto conmigo.
Se encaminó a la cocina y apañó algo para comer, pero de pronto oyó un golpecito en la ventana.
¿Podría ser?
Corrió afuera y miró alrededor -no había nada allí, pero aún asi, llamó.
-¿Vincent? ¿eres tú?
No hubo respuesta.
Adivino que es sólo mi imaginación...¡Te deseo tantísimo!
De vuelta a la cocina, se hizo un sándwich de pollo acompañado de un vaso de zumo de naranja y un cálido fuego en la chimenea.
Hacía frío. Realmente hace frío, pensó.
No podía pensar en nadie más, más que en él,  quizás porque estaba observando el fuego consumiéndose y muriendo según avanzaba la noche, sintiendo la textura de la alfombra en su cuello, imaginando que era él, cerrándole lo ojos...
Esto sería el verdadero cielo...o algo parecido.

* * * *

El tren paró. Sus latidos eran más fuertes. Vincent miró a las sombras de las montañas.
Está cerca.
Habían parado en una gran ciudad, no podría decir cual porque estaba realmente ocupado tratando de encontrar cualquier voz que pudieran decir el destino, con sólo el nexo a ella guiándole -estaba definitivamente cerca. Saltó del tren y procedió a adentrarse en la oscuridad. El amanecer se acercaba, el cielo comenzaba a tener brillantes tonos naranjas en el horizonte, pero todavía no podía ver nada entre las sombras...
Cierro mis ojos y permito que me guíes.

* * * *

Ella no podía dormir.
Simplemente no podía.
¡No puedo dormir!
Estaba acostumbrada al bullicio de Nueva York, el tráfico nocturno, el ruido...y de pronto esta paz, este silencio, que todo permanecía mudo, excepto la voz de su corazón que era una cosa que no quería oir, era el sonido mayor de todos, eso le trajo la visión de su madre, cantándole cuando estaba enferma, y aunque le traía otras, le gustaba tenerlas en mente.
¡Casi siente que llora! ¡Casi!
El lo sabía.
Lo sé.
Él conocía los sentimientos que la atormentaban.
Lo sé. Lo puedo sentir.
Finalmente, se durmió rápido en el sofá, mirando las grises cenizas crujiendo en la chimenea.
El sol estaba ascendiendo...
Un golpecito.
Estaba durmiendo...podría ser de esas cosas que se oyen en sueños, cuando aun se puede ver lo que hay a tu alrededor.
Otro.
Esta vez era un golpe. Se giro en dirección al sonido y vio la familiar silueta entre las cortinas.
Abrió la ventana y con sus ojos, maravillados, le abrazó pasando los brazos alrededor de su cuello, en un enorme recibimiento amoroso.
-¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué pasa con Padre? ¿Cómo?
-Más tarde...
La luces del amanecer invadieron la habitación y ellos se adentraron en un profundo sueño, abrazados frente a la chimenea.
Sin pesadillas.
Más tarde, Catherine despertó  a causa de unos pasos en el porche trasero. Se levantó, miró a Vincent, todavía durmiendo después de su viaje. Apartándose, miró a la ventana de atrás, y la abrió, caminando y teniendo curiosidad por ver qué era lo que producía el sonido fuera, pero fuera no había nada. Luego pensó en lo que Jenny le había dicho la otra tarde, y comenzó a preguntarse como era que ese lugar realmente le estaba desordenando la mente, debido a su tranquilidad...a pesar de todo, Vincent no despertó a causa del sonido,  así que...serían imaginaciones suyas.
¡Qué mañana más estupenda!
Tomó una gran inspiración y inclinó atrás su cabeza, sintiendo el calor de sol en su cara. Se dió la vuelta: Vincent se estaba despertando.
-¡Buenos días!
Él parecía confuso con el lugar.
-¿Dónde estoy?...¡oh! ¡Espera! Ahora recuerdo  -dijo, mirando a Catherine que tenía una gran sonrisa en su cara.
-¿Estás listo?
Vincent también sonrió y se encogió de hombros.
-¿Para qué?
Ella se mordió ansiosamente el labio y abrió las cortinas, de forma que el sol pudiese entrar, a raudales tanto que cegase a Vincent por un momento...Luego, maravillado, permaneció de pié y mirando la sombra de Catherine apoyada en él, dentro de aquella luz, como un ángel cogiendo su mano.



* * * *

-¡Es cierto! Él no está aquí.
-He mirado en todas partes, Padre. No hay ningún sitio donde encontrarlo.
-No es la primera vez -dijo Jamie-, quiero decir que algunas veces él va a las cámaras inferiores cuando quiere estar solo.
-¡Pero nos lo diría Padre!-contesto Mary.
Jacob estaba sentado frente a su mesa, mirando como la gente llegaba a sú cámara. Todos estaban allí. ¿Todos?
-Pascal, ¿enviaste el mensaje a través de la tuberías?
-Si, todos avisados.
-¿Por qué no está Ratón aquí? Siempre es el primero en llegar.
Pascal se encogió de hombros y comenzaron a comprender.
-Iré a por él -dijo Jamie.
-No es necesario, dijo una voz. Ratón estaba allí, próximo a la pared del fondo, donde estaban las marcas de las garras de Vincent. Jacob se encaminó a él y miró enfurecido al chico.
-¿Y bien? ¿Hay algo que te gustaría compartir con nosotros?
-¡Ratón no sabe nada!-dijo él, corriendo al otro lado, tratando de escapar de lo que estaba ocurriendo: Pascal lo interceptó.
-Ahora, Ratón, si sabes dónde está Vincent, dínoslo. Al menos estaremos más tranquilos...y Ratón, por favor, ¡no mientas!
-¡Él me pidió que no lo dijera!
-¡Así que sabes algo!...

No había otra alternativa, y el no quería arriesgarse a tener otro castigo por mentir.

-¡Ratón le dijo que era una estupidez marchar!
-¿Qué estás diciendo?
-Ir con Catherine...a causa del sueño que él tuvo...
Una premonición.
-¿A dónde fue Ratón?
-El tren...por la noche...New Hampshire.
Mary cubrió la boca  de la impresión, Jamie sorprendida, todos se miraron unos a otros: estaban desprotegidos.
-¡Dios bendito!- dijo Jacob, derrumbándose en su silla.
-Entonces...¿deberíamos ir a por él?
-¿Pero que dices? New Hampshire es un estado cercano, pero bantante lejano para nosotros. ¡Dios mío, Vincent!
-Entonces, ¿qué es lo que vamos a hacer?
Jacob miró, y se perdió en horribles pensamientos.
-Rezar.

* * * *

    ¡Era la más singular de las emociones! Verdaderamente era cálido, y sintiéndolo, sobre su cara,  extendió sus brazos  y respiró él aire fresco de la mañana, no había sentido jamás nada como eso.

        El cielo era ciertamente magnífico, mucho más de lo que él pudiese haber imaginado:  inmenso, profundo, azul. Los pájaros estaban piando y los conejos salían se sus conejeras y corrían cuando él intentaba cogerlos; Era como un niño pequeño, redescubriendo  el mundo otra vez, con toda su magia.

Catherine se sentó apoyándose en el respaldo de la silla y le sonreía mientras sorbía una taza de té. ¿Era lo que ella realmente había soñado? ¿Lo era?. La simple satisfacción de compartir todo este nuevo mundo con él realmente hacía su amor más fuerte. Vincent se había sentado ahora, con su cabeza apoyada contra un árbol, los ojos cerrados, en una humilde comunión con todos sus sentidos, absorbiendo todo lo que el bosque le ofrecía.
-¿Qué es ese sonido que estoy oyendo?
-Es un tordo, creo.
-No, no me refiero al pájaro...ese sonido más bajo.
-Adivino que debe ser el río Swift...
-¿Un río?-Vincent recordó la pesadilla.
-Vincent...¿qué pasa con Padre? ¿Sabe que estás aquí?
-Sólo Ratón lo sabe.
-¡Padre se enfadará, lo sabes! ¿Por qué te pones tanto en peligro?
-Nunca he visto un río antes...sólo en las palabras de viejos libros y en mis sueños. Nunca vi un bosque, la grandeza interminable de verdes y dorados. Todo esto le fue denegado a mi alma. ¿por que no puedo ser impetuoso por una vez? ¿por qué no puedo seguir a mi corazón?  puedo permitirme ser estúpido por un momento, ¿no, Catherine?
Ahora Catherine estaba más cerca de él, eso era la única cosa que él quería, envolverla en sus brazos y besarla.
-Los caminos del corazón a veces nos confunden, pero a veces es una fuente inimaginable de gozos.
-Es todo tan bello...
-Tú eres bello...

* * * *

-Tengo que ir al pueblo, traer algo de comida...no aguardo ninguna visita...
Vincent sonrió y la vio marchar en la furgoneta que había alquilado y fue otra vez   al bosque. Estaba todo tan tranquilo que casi podía oir la hierba crecer, justo debajo de sus pies. De pronto oyó algo; podía haber deducido que era un oso, quizás, pero ahora, el poder de la curiosidad le empujaron a seguir y adentrarse en el bosque. Se agachó cerca de unos matorrales: casi se sentía interiormente como un animal que lo guiaba  Y allí estaba, bajo una pequeña guarida  un ciervo. Vincent los había visto en uno de los libros de Padre, pero esto...era una gran diferencia; este estaba vivo, respiraba y no era solo un dibujo coloreado en la página de un libro. Era un macho, por la cornamenta, grande y poderosa, tenía un pelaje rojizo,  tornando a gris  y estaba pastando tranquilamente pequeñas hierbas secas. Majestuoso.

Algo, dentro de él desesperó por un momento: en esa fracción de segundo su primer impulso fue saltar sobre el ciervo y desgarrarlo, pero tan pronto como lo sintió el impulso se fue a un lugar muy escondido dentro de él. En esa décima de segundo el ciervo tembló.
Vincent sonrió, con una sonrisa burlona y siguió al ciervo, se había girado y se había alejado.¿Podía sentirle? Camino deprisa, ¡aunque parecía ir tan despacio!, Vincent se movió a través de los matorrales y los árboles, preguntándose por qué el animal no huyó, ya que más de una vez había delatado su presencia. De pronto desapareció delante de él, justo detrás de una gran abedul  Siguió su pista que finalmente reveló un pasadizo hacia el río. Vincent disfrutó de la espectacular  imagen  que el animal había dejado ver: el río seguía su curso despacio, con un susurrante sonido, y el ciervo estaba a su derecha, próximo a él, bebiendo, entonces paró, giró su cabeza y el miro directamente.

En ese momento, él sintió  al animal.

Sintió el latido de su corazón, algo pasó por su mente, como un rayo, con la certeza de que no iba a herir al animal y que este no huiría. Se estremeció con el extraño contacto y alcanzó su cuerpo vigoroso, tratando de acariciarlo, pero el ciervo se fue cruzando el río hacia la otra orilla, y desapareció en el bosque. Vincent quedó allí, mirando  alrededor,  buscando cualquier signo de el sueño que había tenido, pero no había nada.

Ni siquiera la roca a la que estaba atada Catherine.

Los sueños nos llevan a ser idiotas

* * * *

-Perdóneme, ¿dónde puedo encontrar una droguería?
-En esta calle, abajo y a la izquierda.
-¡Gracias!
Todos parecían tan amables. Caras amables, sonrisas abiertas...imaginaba  ¿cómo reaccionarían ante Vincent? Le recordaban a la gente de los túneles. Esa mujer de allí   podría ser Mary...
Aparcó la furgoneta en un lugar tranquilo y oculto sitio de la calle, y cuando estaba cerrando la puerta alguien la agarró.
-¡Dame todo tu dinero, ahora!
¡No,no ahora!
Controlando su miedo, no quería que Vincent viniera.
-Ahora mismo.
-Mira, ¿no podemos llegar a un acuerdo?
-No estoy bromeando- y la agarró por el brazo. Cathy le asestó un puñetazo directo al estómago y le hizo una llave de muñeca pero el chico se zafó la tiró contra la pared.
Algo va mal.
-Ahora, dame el maldito dinero, ¡YA!
Tenía los ojos de un drogadicto..
¡Ya voy allí!
Tan pronto como el había dicho esto apuntándola con una pistola, un hombre mayor   se acercó por su espalda y se encaró con él.
-¡Ahora, punk, esto va conmigo y tu vas a ceder! ¡Sois la gente como tú la que envenenan este pueblo!
Un puñetazo directo a la cara hizo huir al muchacho. El hombre permaneció allí depié. Tendría unos 50 años, con un rosto encantador. Por sus ropas dedució que era granjero.
No puedo sentirlo ahora. Te encuentras bien...
-¿Se encuentra bien?
-¡Gracias! ¡Oh! ¡Muchísimas gracias!
-¡Oh! ¡No me lo agradezca! Adivino que cada ciudad tiene una panda de estos chicos, que quieren salir de aquí rápido...¡Nada les parará! A veces sólo están buscando algo de diversión, romper la paz...  poner desorden...¡y luego son atrapados por esa gente rara que llega al pueblo, para vender esa horrible mercancía!
-No sabía que las cosas fueran así ...
-¡Oh! ¡Si, son malos!  ¡Adivino que son así en todas partes!
-Discúlpeme, no me he presentado: Catherine Chandler.
-George Harrison. Es un placer conocerla.
-Perdóneme por preguntar, pero tengo la impresión de que ya nos habíamos visto antes...
-Ayer me preguntó por una dirección....
-¡Oh! ¡Si! ¡ya recuerdo ahora!
-Por la manera de defenderse..¿es usted policía o algo por el estilo?
-¡No! Estoy en la oficina del fiscal del distrito...soy investigadora y vivo en Nueva York, no puedo retrasarme....
-Oh, ya veo, ya. Bueno, bella dama, espero que disfrute de su estancia aquí sin nada que la distraiga...¿está segura que está bien?
-Estoy bien, gracias.
-No quiere ir a la policía, ¿poner una denuncia?
-No...creo que él estaba realmente desesperado.
-Tiene un corazón de oro, señorita...justo como mi difunta esposa...-bajo la mirada con obvio dolor- ¡Bueno, estoy contento de haberla podido ayudar! ¡Páselo bien!
-¡Gracias otra vez, Sr. Harrison!

El hombre caminó hasta el final de la calle y desapareció dentro un edificio. Catherine miró alrededor y encontró la droguería.

-Serán 15 dólares.
-Aquí tiene.
-Debería probar esa tarta de manzana con crema. Es deliciosa.
-¡Gracias! ¡La probaré!
Catherine caminó hacia la furgoneta, sin darse cuenta de que estaba siendo observada.
La carretera abierta, a través de los árboles, el viento en su cara, este tipo de paz que la llenaba de nostalgia; y además, saber que él la estaría esperando...¡posiblemente la situación podría manifestar el fuego en él que Catherine tanto anhelaba en experimentar!
-¡Así es como debería siempre ser!
De pronto, vio un todo-terreno a un lado fuera de la carretera. El capó estaba abierto, parecía estar averiado y un hombre la miró, ¡era el Sr. Harrison!
-¡Sr. Harrison! ¿Tiene algún problema?
-¡Hola otra vez, señorita! Tengo la bendita suerte de encontrarla en esta parte, porque nadie suele venir por esta carretera...¡y ver tan bella dama dos veces en el mismo día! ¡debe ser el destino! - dijo el hombre riendo-  los frenos se han estropeado y se ha salido de la carretera. ¡Maldito todo-terreno!
-Podría ir al pueblo por ayuda...
-Gracias, pero caminaré hacía mi granja, está a pocas millas y puede que mi...hijo ayude.
El hombre parecía simpático. Realmente su cara no hacía sospechar...¿pero como iba ella a saberlo?
Catherine sonrió.
-¡Suba Sr.Harrison! De esta forma puedo devolverle el favor que me ha hecho esta mañana y el otro que me hizo ayer.
-¿Está segura? ¡Puedo ir andando a la granja!
-¡Suba! ¡Por favor!
-¡Gracias! ¡oh! ¡Gracias!
El hombre entró en la furgoneta.
-Y por favor, ¡llámeme George!

* * * *


¡Era tan insospechado!, Estaba viniendo. El lado oscuro despertado y enterrado tantas veces que empezaba a estar confundido  ¿Podría realmente sobrellevarlo con una sana co-existencia?. Los animales no huirían cuando le viesen y el podría estar realmente en paz y ellos se le acercarían.
Allí estaba, echado sobre una alfombra de hojas secas, justo como cuando uno lo hace en Central Park, sus brazos extendidos a cada lado como si fuera el mayor de los abrazos a todo lo que le rodeaba: estaba en un estado mental alterado.
Por un momento sintió que algo malo pasaba con Catherine, pero de pronto se desvaneció...podía sentir la paz otra vez y estaba seguro de que ella se encontraba a salvo. Inmerso dentro del bosque, no podía pedir más.
Quiero estar aquí para siempre.
Por que allí, como en sus sueños, él era libre.

* * * *

-¡Allí está!
Era una casa bonita, con un granero y algunos caballos. Catherine salió para decir "adiós".
-¡Jim!  ¡Jim! ¿Dónde estás hijo?
-Bueno, Sr. Harrison...lo siento, George, debo marchar. Dentro de poco debo ir a casa...
-Por favor ¡Entre y tome una taza de café conmigo! ¡sólo hasta que mi hijo llegue!
El hombre le ofreció una sonrisa abierta.
-Por favor...él debería llegar en breve.
Catherine sonrió.
-De acuerdo, George, ¡pero sólo cinco minutos!
Entraron en una cocina perfectamente ordenada, donde hizo una jarra de café. Estaba realmente delicioso.
-¿Mi esposa? Mi esposa fue...un regalo de Dios. Yo...yo no estaba preparado para que tan maravillosa criatura se casase conmigo...¡conmigo! ¡un hombre de ningún sitio! Pero le prometí que le daría una vida decente y que complacería sus deseos, como pago a elegirme como su marido.
-Lamento haberle preguntado, pero cómo fue que ella...
-¡Ciertamente es investigadora!
-Soy curiosa por profesión...
Ambos rieron.
-No,¡no me importa contárselo! Murió de cáncer. En esta misma casa.
-Lo siento. Le comprendo...yo he perdido a mis padres. Mi padre ha muerto recientemente.
-¡Oh! Lo siento.
-¡Pero uno debe seguir adelante!
-¡aguarde! ¿Dónde demonios se ha metido este chico?
-Bien, de verdad que debo marchar, ¡gracias por el café!
-¿Qué? ¿tan pronto?...diga que si...¿comería con nosotros?
-No, Sr. Harrison, de verdad que debo ir yendo.
En cuanto ella se levantó, una sensación de mareo empezó a invadirla, hasta el punto de hacerla caer. George la agarró en ese momento.
-¡Diga, señorita! ¡está realmente tensa!
-No...no, ¡estoy bien! Debo marchar.
Catherine caminó unos pocos pasos para alcanzar la puerta y la abrió. Allí había un hombre de  unos 20 a 25 años más este no fue su primer pensamiento: este era el hombre que la había asaltado.
-¡Gracias a Dios Jim! ¡Pensé que nunca llegarías! ¿Trajiste el Todo-terreno?
Catherine miró a George y luego a Jim, confundida, derrumbándose al suelo y sintiendo un profundo sueño.
-Ese café tenía tanto tranquilizante que me pregunto como es que ella no se quedó dormida al primer sorbo.
-¿Tenías que golpearme tan fuerte?
-Nuestro pequeño plan ha funcionado muy bien ¿no crees?. Trae las trampas.
-Si, ¿¡pero necesitabas pegarme!?...¡Maldita sea! ¡Esto no va a salir bien!
-Shh, ¡no seas una niña! Nuestra invitada necesita una cura de sueño. Y luego, nos dirá como atrapar a la bestia...
Todo lo que ella podría haber pensado sobre donde estaría Vincent,  pero sus pensamientos desvanecieron tan rápido...

* * * *

¡Qué resplandor!

El sol se encontraba en lo alto y Vincent estaba sentado en la parte trasera del porche.
¿Porqué tardas tanto? ¿algo va mal?
Ella no estaba herida, de lo contrario el sentiría dentro de si que algo no iba bien. Ella simplemente no estaba. Era como si alguien la hubiese incomodado pero todo lo que podía hacer era permanecer estático.
Vincent volvió a inquietarse.
Debería haber ido contigo.
Moviéndose de aquí para allá decidió entrar en el bosque...seguiría el camino paralelo a la carretera, hasta topar con algo.
Te encontraré Catherine, no te preocupes,...te encontraré. Como siempre.

* * * *

Estaba oscuro. Ella miró alrededor y grito.
¡Apurá!
Una enorme cabeza de oso estaba justo enfrente de ella. Trató de levantarse pero estaba atada al suelo. Jim estaba cuidando de la hoguera y George afilando un machete. El filo brillaba de manera asesina.
- Mira, está despierta.
George giró la cabeza y fue hacia ella.
-Sabe, normalmente no espío a la gente srta. Chandler...¡oh! adivino que ya hemos dejado a un lado las formalidades...Catherine.
Miró alrededor. Parecía una cueva. Muy grande. La cabeza de oso era lo único que quedaba del oso en sí. El resto era una enorme piel....entre un montón de más pieles.
¡Cazadores!
-Ya ves - dijo él, que se había sentado en el suelo- para dar a mi esposa la vida que necesitaba he tenido que hacer esto...el problema es que, una vez que comienzas a hacer dinero...no puedes dejar de quieres hacer más.
Y mientras lo decía, pasó su mano a través del pelo de ella. Ella se estremeció.
¡Ya llego!
- Sabes, ¡me recuerdas tanto a mi querida Isabel! Su rostro era como el tuyo...¡zorra!
Vincent  se movió a través de los árboles, con el aspecto de un depredador. El animal que había perdido. Dio la vuelta a la senda  que él había dejado en las hierbas altas.
Catherine estaba realmente asustada y la única cosa en la que podría pensar era en aquel machete, bailando frente a sus ojos, con un mortal resplandor.
-Ya vez, como te dije, no espío a la gente, pero cuando te vi, hablando por teléfono, ¡querida! Pensé que Dios me estaba enviando otra buena criatura para abrazar! ¡Pero eso no era todo lo que Dios me envió!
El hombre se rió.
- Ahora dime, cariño...¿como podemos atrapar a tu amigo?
Catherine abrió sus ojos, asustada por lo que el hombre estaba diciendo.
- ¡Ciertamente que es feo!- dijo Jim, mirando a Catherine toscamente.
- ¡Cállate!-George se volvió otra vez a Catherine. Ya ves, querida, conocemos esta zona muy bien...creo que hemos cazado todo lo que caminaba y se arrastraba por aquí, los vendíamos y hacíamos un buen dinero...pero tu amigo...es mi mina de oro, ¡esperando ser cazado!
- ¡Eh! ¿Debería revisar las trampas?
-¡Si! ¡Quizás ya esté muerto!
Catherine le miró. El hombre reía una y otra vez y pasaba la mano por la cara de ella.
-¡No te preocupes, querida! ¡Cuando todo termine, te compraré un abrigo de piel y un collar de perlas! Así que...¿vas a ser colaboradora? ¡No tienes forma de escapar de aquí! ¡Ni siquiera tu amigo! Yo y mi..."hijo" hemos puesto trampas todo alrededor de esta roca y no amigo no lo sabe, excepto nosotros...¡y ciertamente estamos preparados!.
Mientras decía esto colocó tres balas que estaban puestas junto a una trampa para osos.
- Podemos atrapar y matar osos...podemos matarlo a él también...¡demonios! ¡no es nada más que un animal!
Está bien, ¡debo tranquilizarme...Vincent! ¡ No debes acercarte aquí! ¡Te matará!
Está vez Catherine fue consciente de que el hombre era realmente capaz de matar a Vincent si quisiera.

* * * *

        El encendió un cigarro y se lo fumó casi en un suspiro. Revisó la pistola. El cargador estaba lleno, tenía todo lo que necesitaba. Así que comenzó su bajada, hacia el campo. Cuando llego, miró alrededor y sujetó el arma. Comenzó a revisar la primera trampa. No había ninguna pieza de caza, nada había topado con ella.
- Así que me vas a hablar más sobre tu amigo. Tiene nombre ¿no?. ¿Cuál era?...¿Vincent?. Trataré de recordarlo
Catherine se encontraba desatada: ¿hacia dónde iria?
- No te diré nada.
Miró la cabeza del oso. Pobre animal.
- Si...este era un buen ejemplar,  cuidé bien de él. Ahora, la cosa que he preparado para tu amigo es algo menos dolorosa.
Y cuando decía esto el machete cortaba el aire alrededor de ella.
Debo controlarme a mi misma...debo para qué el este a salvo.
- ¿Que diría tu mujer sobre esto?
- ¡Espero que se este pudriendo en el infierno!-dijo George, gritando como un loco- ¡Tú no sabes lo mucho que he sufrido por esa mujer! ¡Todo lo que hacia era contradecirme! ¡Excepto en cosas de dinero!  ¡Ooh! ¡Ooh! ¡Aquello si que le gustaba! ¡Nunca se quejaba al respecto!
- Pero usted dijo...
- ¿Qué la quería? Si, la quise todo lo que un ser humando puede quere. Pero no más...me ocupe de eso. Pero ahora contigo, tengo otra oportunidad..
- ¡Mis amigos van a venir! ¡Saben que estoy aquí!
- Eso tiene solución...nadie te encontrará en estos bosques. Y si lo hacen serán otras víctimas del ataque de un oso. Así es como mi mujer apareció....
Sus ojos se abrieron. ¡El hombre estaba loco! Su cara ahora se habia tornado furiosa, el sudor cubría su rostro, brillando como la hoja del machete que todavía cortaba el aire.
Entretanto, Jim estaba comprobando la última trampa cuando de pronto oyó un sonido. Se volvió y rápidamente agarró su arma.
-¿Quién esta ahí? ¿Eres tú George?
Silencio. Un viento frío le hizo temblar. Jim comenzó  a retroceder, hacia la montaá, donde estaba la cueva. Otro sonido, este era más fuerte, como si algo se moviese entre los matorrales. Apuntó con la pistola en dirección al origen del sonido y allí fuera, salido de ninguna parte apareció un ciervo, asustado ante la presencia del hombre, y corrió de vuelta al bosque.
- ¡Dios, maldito Bambi!
Bajo la pistola y comenzó su vuelta hacia la cueva. Caminó y tuvo la sensación de que estaba siendo seguido. Esta sensación duró hasta que comenzó a subir hacia la cueva...hasta que tuvo la certeza de que no era un sentimiento agradable. Alguien le había estado siguiendo.
- Es ese maldito animal - se preguntaba - Bueno, primero te daré el gusto de la ventaja en cuanto llegue a la roca y entonces tendré alguna mujer con la que darme el gusto también...
Subió rápido, pero no era tarde. Vincent emergió de  entre los árboles y le rugió.
- ¡Mierda! ¡Oh! ¡Mierda!
Jim desenfundó su pistola y abrió fuego. Vincent se agarró el brazo lleno de dolor.
- ¡Toma eso monstruo!
El dolor, el olor de su propia sangre, sólo le hizo enfurecer, poseído, cargó sobre el hombre desgarrándole de manera horrible, pintando de sangre roja toda su cara. Jim no tuvo más oportunidades de abrir fuego. Lo último que vio era la criatura cargando sobre el, era en verdad el mismísimo demonio.

* * * *

- ¿Qué es eso?
Catherine sonrió. George salió y miró hacia abajo. Empezaba a escurecer y todo lo que podía ver era una sombra subiendo.
-¿Jim? ¿Eres tú?
Entonces se escuchó un enorme rugido que avanzó hacia el bosque en forma de eco. George sonrió, de forma sádica.
- ¡Es realmente grande!- se volvió hacía Catherine- Pero no lo suficiente para mi.

        Miró hacia abajo, ahora podía verlo mejor. Podía ver a Vincent. No llevaba la capa y tenía aspecto extraño, un aire animal: el bosque acentuaba el lado oscuro de su personalidad. La caricia de esa cruda atmósfera había despertado el animal que había dentro de él, especialmente ahora que Catherine se encontraba en peligro.

-¡Te lo advierto, trozo de mierda! ¡Si continuas mataré esta preciosa dama!
Vincent se detuvo y miró hacia arriba. Catherine estaba atada y George la estaba agarrando por las cuerdas, de forma que se encontraba colgada en el borde del barranco.
-¡Por favor, Vincent! ¡No subas!
-Don't you listen the pretty lady?
Vincent rugió otra vez, desesperado.
- ¡Maté a mi esposa una vez...no me importaría hacerlo otra vez!
Era hora de un acercamiento diferente. Con el crepúsculo Catherine pudo ver a Vincent agarrándose el brazo.
Estaba herido.
- ¡De acuerdo! ¡Continua!
George la empujo otra vez al interior profundo de la cueva, donde desveló un pasadizo que daba al otro lado de la montaña.
-¡Camina!
Catherine entró. Diez minutos más tarde estaban al otro lado. No había signo alguno de Vincent. George la empujo a otro cañón, que daba acceso a otra series de cavernas altas y a abismos que parecían no tener fin.
- El nunca nos encontrará aquí. Este lugar es un laberinto.
Si supieras...le estas subestimando.
Continuaron caminando, descendiendo, hasta que Catherine vió árboles otra vez. Era una noche muy fría y un sensación de humedad invadía el aire, fue entonces cuando comenzó a llover. La empujó hacia delante, hasta que llegaron al río, cerca había una pequeña catarata. George la obligó a sentarse cerca de un pequeño estanque situado entre dos grandes rocas.
- Este es un buen lugar para una emboscada. Ahora queda aquí sentada y actúa como un buen cebo.

        George la dejó y ascendió la roca que había detrás de ella, donde pudiera verla perfectamente. Si aquella bestia se acercaba a ella podría tenerla a tiro.

        Por supuesto Vincent lo sabía. Les había estado siguiendo desde las cavernas y era lógico pensar en una emboscada. La miró.
Muy angosto, Catherine. Todo terminará pronto.
¿Pero que podía hacer? Miró alrededor. La única forma de pasar a la otra orilla de río era atravesando la corriente ya que el hombre que tenía como rehén a Catherine podría matarlo en un instante, aunque eso no le importaba lo que sucediese en el intente...sólo quería mantener a Catherine a salvo. Así que comenzó, comenzó a subir río arriba. Cuando estuvo lo suficiente seguro para pasar, cruzó. El agua era helada como la muerte, pero cruzó lenta pero firmemente ya que la corriente podría arrastrarlo río abajo. Permaneció en la orilla, exhausto y congelado, pero necesitaba a salvo entre sus brazos y se decidió a seguir adelante. Estaba casi detrás de la roca donde George le estaba esperando, cuando oyó un rumor. era como si alguien estuviera durmiendo cerca y pudo oír su respiración. Apartó unas ramas de árbol, y abajó, cerca unas grandes raíces había un oso. Era un oso pardo. Estaba durmiendo, pacíficamente, más la tentación de despertarlo y ver su belleza y poderío eran algo casi irresistible, más se concentró en la tarea que llevaba entre manos, Catherine no abandonaba su mente en ningún momento.

La roca estaba cerca.

Comenzaba a llover más fuerte.
Ascendió, en silencio. El brazo le estaba doliendo y la sangre corría hacia su mano, tiñendo de rojo la dura y fría roca. Como una serpiente, reptó hacía la cima y ahora, podía verle: estaba tumbado, sujetando una pistola, mirando abajo, a Catherine. Vincent se levanto y caminó hacia, en vano.
- ¿Así que piensas que puedes tenderme una trampa?- dijo él, dándose la vuelta rápidamente- Nadie me coge por sorpresa.
Y abrió fuego.
Vincent fue envestido y se lanzó sobre él, ambos rodaron hacia abajo, golpeándose el uno al otro. Catherine observaba, no podía hacer nada, Vincent estaba gravemente herido. El hombre corrió hacia la parte inferior de la roca, rápidamente para recuperar su pistola que había caído cerca de Catherine, pero allí se encontraba Vincent, que cargaba otra vez sobre él y cayeron al suelo, cerca de ella.
Se esta desangrando.
George tenía el arma y Vincent estaba sobre sus rodillas, cerca de Catherine, tratando de levantarse, todo era sangre y desaliento. Volvió a caer, ella cubrió su cuerpo con el suyo, ofreciéndolo como  pasto de las balas.
Si tu mueres, yo muero.
-¡Aléjate de él! ¡Mejor que esté muerto!
Catherine alzó la vista, con suplicando con la mirada. George se encontraba también seriamente herido: su brazó izquierdo la pierna y el cuerpo habían sido desgarrados por las poderosas garras de Vincent y se había golpeado la cabeza. La sangre corría por su cara y rápidamente fue retirada por la fuerte lluvia
-Esto termina aquí y ahora.
Un rayo iluminó el aire, y una gran sobra gris se alzó detrás de él y emitió un rugido terrible al unísono del trueno- El oso era un monstruo iluminado por la tormenta.
El sueño.
George no emitió sonido alguno. Nadie podría escapar de aquel animal y los ojos del oso ya habían dictado la sentencia de Vincent y Catherine, lentamente, por culpa del dolor causado por las profundas heridas, todavía encontró el valor de levantarse, empapado, y envolvió a Catherine con el brazo sano, mientras el oso dejaba el cadáver sobre la hierba y ahora les miraba con aspecto amenazante  Vincent también le rugió al animal mirándolo directamente a  los ojos. Otra vez el cielo de la noche fue encendido con los ecos de los truenos y iluminó el río, volviendolo color plata.
El oso no se movió. Se puso sobre sus cuatro patas, siempre mirando a Vincent.
Puedo ori el latido de tu corazón. Puedo sentirlo.
El oso se volvió se adentró en el bosque. Vincent seguía quieto.
- ¡Vincent!
- Yo...
Y se desplomó sobre la hierba.
-¡No! ¡NO! ¡Vincent, háblame! ¡Háblame!
- Me duele...estoy tan cansado...
Sus ropas estaban rasgadas, ensangrentadas. Entonces Cathy comenzó a llorar, su mano sobre la cara de ella era un consuelo..
- No llores, Catherine. Me pondré bien...sólo déjame tomar aliento.
De pronto la lluvia cesó y el cielo se abrió. La franja naranja elevando en el cielo otra vez.
Ellos parecían estatuas vivientes, el olor a hierba mojada el envolvía, ...otro día.


* * * *

-No, Jenny...de verdad, pienso que es mejor que marche.
-Pero acabo de llegar y está oscureciendo...No estoy cómoda dejándote conducir de noche.
-¡Oh, Jenny! Soy una chica grande ¡lo sabes!
-¡Esta bien, bueno!
Justo como Ratón....
-Bueno, debería ir yendo. Adios Jenny y gracias.
-Regresa pronto, ¿de acuerdo?
Catherine se metió en el coche y marchó. Encendió la radio y tarareó la música.
-Beethoven.-dijo una voz destrás de ella. Vincent salió de la parte trasera, todavía envuelto con una gran manta que ella tenía para cubrirlo.
-Si, lo es. ¿Quieres que lo baje un poco el volumen?
-No, no, déjalo así. Creo que me dormirá.
De pronto paró el coche.
-¡Vincent, mira!
La carretera estaba en silencio, pero en frente de ellos, justo delante del coche, se había puesto un ciervo.
-¡Oh! ¿No es hermoso?
-Ya he visto este ciervo antes...
-Vincent, ¿dónde vas? ¡Alguien podría verte!
Vincent salió del coche, con dolor. Caminó hacia el ciervo y alzó su mano para tocarlo.
-Hola pequeño amigo.
El ciervo le miró y se alejó. Sus dedos jamás llegaron a tocarlo. Continuó mirando al animal como si gentilmente esperase algo. El animal siguió el camino  al lado de la carretera y se adentró en el bosque, desapareciendo. Catherine estaba maravillada.
-¿Cómo lo has hecho?
-No lo sé...simplemente lo hice.
Él se acurrucó, se tapó con la manta y durmió.

* * * *

        Familiarizados con los alrededores, Vincent sacó fuerzas para llegar a los túneles. El constante batir de las tuberías anunciaban su llegada, así que Pascal fue el primero el verle a él y Catherine.
-¡Oh! ¡Gracias a Dios!- dijo, corriendo a socorrer a Vincent y sus heridas -Llamaré a Padre.
-Pascal, no. Puedo yo. Un par de pasos más y estaré en su cámara.
En verdad que Jacob estaba expectante y abrazándolo con los ojos iluminados, cuando descendió a la librería.
-¡Qué preocupado estaba por ti! No puedes imaginártelo.
-Lo siento Padre...pero necesitaba ir.
-No hables, estas herido. Mary, tráeme y maletín medico. Pascal, Ratón, ayudarme a llevarlo a su habitación.
Mientras Padre le estaba curando las heridas, Vincent jamás lloró de dolor, ya que Catherine agarraba su mano. Finalmente, quedó profundamente dormido. No hubo sueños.

* * * *

-¿Nunca pensó en las consecuencias?
-Creo que si lo hizo. Pero tendrías que haberlo visto Padre...¡estaba tan maravillado con toda aquella belleza! Y yo estaba tan feliz de mostrársela...de mostrarle lo que había allí fuera, las cosas que todavía están por descubrir...era algo más allá de nosotros.
-Si...quizá. Deberías marchar ahora, también necesitas descansar. Estará bien, las heridas curarán pronto.
-Volveré mas tarde, para verlo.
Padre sonrió a asintió.

        Mas tarde, avanzado el día, Jacob entró en la cámara de Vincent, lo encontró sentado en la cama, ojeando un libro. Había un dibujo de un ciervo.
-Este dibujo jamás hará justicia a este animal.
Jacob se sentó a su lado y contempló el dibujo.
-Si, supongo que si..
-Padre...he visto una de estas criaturas...estábamos unidos por un nexo. Parecía como si pudiera leer mi mente y yo la suya. Era algo que no había sentido nunca.
-Dime Vincent...¿Qué fue lo que te gusto?
-Es un sentimiento que no tiene comparación...ver el sol, sentirlo. Escuchar los pájaros y el respirar aquel aire. Era un deleite para los sentidos...para todos mis sentidos. Ahora conozco, Padre, el sabor de la libertad. Y no te preocupes, aunque la haya probado debes tener en mente que era lo que más deseaba,  más yo ...tengo que rehusarla. Conozco mis limitaciones y las acepto, porque toda aquella libertad me abrumó de cierta manera. Permanecer en contacto con mi lado animal, tan a flor de piel...
Padre sonrió y se levantó.
-Lo que has sentido Vincent, no cualquier hombre lo siente. Todos los hombres mueren, ¿pero cual es la vida acertada?  Creo que estás en el camino adecuado, hijo mió. ¡Ahora mismo, has conseguido todo, en tan corto periodo de tiempo!
Le miró y le sonrió cálidamente.
Catherine ha llegado .
-Os dejaré a los dos solos.
Ella sonrió y  se adentró a su cámara, sentándose cerca de él, con un libros en sus manos. Se fundieron un abrazo.
- "..y las alas de los hombre, serán el amor, sus sueños y su libertad."
-Y yo lo tuve todo...una pequeña sensación, de todas formas.
-Todavía lo tienes.
Vincent se acercó y la besó.

FIN

Escrito por Inês Costa (para todos los aficionados a La Bella y la Bestia)
scully_101@yahoo.com
Las ilustraciones son obra y propiedad de Sonia Mª Corral, puedes bajarlas a tu disco duro para disfrute privado. Para otros usos, adquisiciones, duplicaciones, copias, etc. debes contar el con el consentimiento del artista. Gracias.

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